Por su parte, la terapia fortaleció el tejido óseo, incrementó las funciones cognitivas e incluso estimuló el sistema reproductivo.
Como noticia alentadora, se informó que ninguno de los receptores de trasplantes de células desarrolló tumores, indica la investigación publicada en Cell.
Asimismo, señala que los exosomas (las pequeñas vesículas liberadas por las células trasplantadas) son impulsores clave de los efectos rejuvenecedores.
Aunque el trabajo suponga un avance inicial, los autores afirman que proporciona la primera evidencia de que las células progenitoras humanas son capaces de ralentizar el envejecimiento en primates, abriendo camino al desarrollo de terapias para humanos.
"Estos resultados sugieren que las células progenitoras humanas podrían convertirse en una herramienta poderosa contra el envejecimiento", señalaron los autores del estudio.