La tormenta del sábado por la noche dejó un saldo triste en San Rafael: cultivos arrasados, pérdidas millonarias, vecinos indignados. Pero también dejó en evidencia la estrategia más antigua de la política: buscar culpables afuera, cuando la responsabilidad es propia.
Desde la Municipalidad de San Rafael intentaron responsabilizar a un histórico operador de YPF -que hace décadas abastece de combustible a aviones en el aeropuerto local- por una supuesta falta de disponibilidad. Según los medios afines al oficialismo, eso habría impedido que despegaran las aeronaves del sistema antigranizo.
Nada más alejado de la verdad. Aldo Matbichuck, el operador señalado, lo dejó claro en sus declaraciones públicas: el servicio funcionó con normalidad, como siempre. Su trayectoria intachable lo respalda. Si antes se pudo cargar combustible en tormentas peores, ¿por qué esta vez no? ¿Qué cambió? ¿Dónde está realmente el problema?
El Municipio olvida, convenientemente, que en otras oportunidades -ante situaciones similares- se utilizó el Batán, un tanque de emergencia que permite abastecer los aviones en caso de que el operador no esté disponible o haya alguna contingencia. ¿Por qué esta vez no se usó? ¿Dónde estaba el Batán? ¿O es más fácil armar una operación mediática que hacerse cargo de la propia inoperancia?
El problema está en otro lado. El Municipio cobra mensualmente una cuota por "servicio antigranizo" en la boleta de EDEMSA, cuota que pagan ciudadanos y empresas seleccionados arbitrariamente por el Ejecutivo y los concejales. No hay criterios claros. No hay transparencia. No hay resultados.
Lo cierto es que la lucha antigranizo, a nivel mundial, no tiene eficacia comprobada. Sin embargo, en lugar de discutir seriamente alternativas como la implementación de seguros agrícolas, el Municipio sigue cobrando y justificando su ineficiencia con operaciones mediáticas burdas.
A pocas semanas de una nueva elección municipal, donde los Félix (Emir y Omar) juegan su resto político con candidatos invisibles, recurren al viejo manual: culpar, desviar, confundir. Lo hacen para sostener un modelo agotado que solo les sirve a ellos.
La tormenta no fue solo climática. Fue también institucional. Y, como siempre, quienes pagan los platos rotos no son los funcionarios, sino los productores, los comerciantes y cada sanrafaelino que ve cómo el Estado le mete la mano en el bolsillo sin ofrecerle soluciones reales.
Es hora de exigir explicaciones. Y de dejar de pagar por un servicio que no sirve.