San Rafael fue escenario de un hecho inédito en la Argentina y volvió a ubicarse en el centro de la agenda nacional. El sábado por la tarde, Darío Hernández y Nicolás Da Col celebraron su casamiento acompañados por sus cinco perros rescatados, que participaron como testigos honoríficos de la unión, en una ceremonia pet friendly sin precedentes avalada por un Registro Civil.

El emotivo enlace se realizó al aire libre, en una finca de nuestro departamento, cuando el sol comenzaba a caer. Allí, Máxima, Kibou, Coco, Atilio y Rafael se acomodaron alrededor del altar y formaron parte activa de la celebración, reflejando una historia de familia construida a partir del rescate, el cuidado y las segundas oportunidades.

La boda marcó un hito al convertirse en la primera del país en contar con la autorización del Registro Civil de Mendoza para la participación simbólica de animales, bajo el concepto de "seres sintientes". Si bien los perros no figuran en el acta oficial, dejaron sus huellas en un libro especialmente preparado para la ocasión, un gesto cargado de significado para los novios.

Dos de los canes incluso llevaron los anillos hasta el altar, en uno de los momentos más celebrados de la ceremonia. Las alianzas fueron confeccionadas por la pareja fundiendo piezas de oro pertenecientes a familiares fallecidos, sumando un profundo valor emocional al ritual.

Darío y Nicolás se conocieron hace más de 13 años y desde entonces comparten un fuerte compromiso con el rescate y la rehabilitación de animales, colaborando con refugios como El Campito y Patitas al Rescate. Su hogar fue durante años casa de tránsito para perros heridos, abandonados o en recuperación. Algunos siguieron su camino; otros se quedaron para siempre y hoy forman parte de su familia.

Cada uno de los cinco perros tiene una historia marcada por el abandono o el maltrato. Atilio, por ejemplo, sobrevivió contra todo pronóstico tras graves heridas, mientras que Rafael fue encontrado solo y desnutrido luego de que sus hermanos murieran atropellados. Historias que, según la pareja, justificaban plenamente su presencia en el día más importante de sus vidas.

Lejos de tratarse de un gesto anecdótico, la inclusión de los perros fue definida por los protagonistas como un acto reparador y de reconocimiento. "Queríamos devolverles la dignidad que alguna vez les fue negada", expresaron, destacando el amor incondicional y el acompañamiento que recibieron de ellos en los momentos más difíciles.

Aunque en otros países este tipo de ceremonias ya existen, no había antecedentes formales en la Argentina con aval de un organismo oficial. Por eso, la experiencia sentó un precedente cultural, que reconoce nuevas formas de familia y amplía la mirada sobre los vínculos afectivos en la sociedad actual.