Por unanimidad -al menos según el municipio-, la llamada "comunidad organizada" de San Rafael aprobó la continuidad del sistema de lucha antigranizo para la temporada 2025-2026. El comunicado oficial asegura que "cientos de representantes de entidades intermedias" participaron del encuentro y avalaron la decisión. Pero lo cierto es que esa supuesta comunidad organizada no es más que un puñado de punteros rentados y algunas asociaciones civiles que dependen económicamente del propio municipio. En otras palabras, militantes de la causa Félix, mantenidos por los Félix, que votan exactamente lo que los Félix les piden votar.
El acto comenzó con la palabra del Intendente, quien volvió a agradecer el "compromiso" de las entidades presentes. Luego, como si nada, rindieron cuentas -esas mismas cuentas que nunca rindieron el año pasado- y presentaron los costos de la herramienta para la próxima temporada. Lo llamaron "transparencia", aunque de transparente tuvo poco y nada.
Uno de los puntos más llamativos fue la insistencia en la creación del Consejo de Entidades Intermedias, un organismo que, según el municipio, fortalecería el diálogo entre las instituciones. Pero en los hechos, no es más que una maniobra política. Los Félix buscan crear un nuevo instrumento de presión, una suerte de estructura paralela que les permita extorsionar al gobierno provincial, ahora que ya no pueden hacerlo por la fuerza de los votos.
La jornada se extendió hasta altas horas de la noche. Y, como suele suceder entre gallos y medianoche, llegó el momento de la votación: todos los presentes, en perfecta sintonía, aprobaron volver a cobrarle a los vecinos de San Rafael un impuesto en la factura de la luz para financiar la lucha antigranizo.
En resumen, los contribuyentes volverán a pagar por decisiones que no toman. Decisiones que son impuestas por un grupo de allegados al poder local, muchos de los cuales ni siquiera pagan el servicio sobre el que deciden.
Una vez más, los Félix deciden en nombre del pueblo, pero a espaldas del pueblo. Y una vez más, los que menos tienen terminan pagando el precio de los caprichos de una gestión que ya no gobierna, sino que administra sus propios intereses.