El secretario de Relaciones Institucionales regional Sur de la CGT, Luis Lucchesi, presentó su renuncia indeclinable, aduciendo "motivos particulares", a la Multisectorial del Sur Mendocino, organismo que recientemente estuvo movilizado por el "conflicto" que se suscitó luego de que el Gobierno provincial anunciara la eliminación de la Lucha Antigranizo. 

En la oportunidad organizaron una serie de actividades que incluyeron reuniones y manifestaciones. Una de ellas "multitudinaria" realizada en la plaza San Martín, que llamó la atención por la gran presencia de referentes y empleados municipales. Situación que habría dejado de manifiesto que la Multisectorial operaría más como un apéndice afín a la opinión del intendente Félix, que como una agrupación apolítica con el objetivo de resolver problemas que afectan a la comunidad.  

Y en definitiva, la pelea a capa y espada por la lucha antigranizo terminó con una audiencia pública que solo fue el telón de fondo de una decisión ya tomada en el Palacio Municipal y que culmina con la socialización del costo del sistema que aún hoy, tres meses después del anuncio de cese desde la Provincia, nadie pudo defender por su eficacia con datos incontrastables. Sino que al fin y al cabo vamos a pagar todos por algo que nadie está seguro que funcione y que en todo caso, beneficia a unos pocos, comentaron quienes alguna vez confiaron en este espacio multisectorial.

Tal es así que detrás de las "razones personales" que motivaron la renuncia de Lucchesi, uno de los miembros de mayor trayectoria dentro de la comisión, y de otros miembros que posiblemente seguirán sus pasos, se escondería un profundo descontento por sentirse utilizados por empresarios que buscaron desde allí desacreditar a la Cámara de Comercio y dirigentes políticos que se sirvieron de la organización para posicionarse desde la Municipalidad, poniendo en juego más los intereses políticos, que los genuinos de los empresarios de San Rafael. 

Entendiendo esto como la pérdida del rumbo por una creciente contaminación política, la influencia determinante de la conducción del Municipio y un odio evidente contra la Cámara de Comercio, más fuerte que la voluntad de construir puentes para beneficiar a San Rafael.