Dos buscadores de metales encontraron en Inglaterra un antiguo tesoro de hace 1.400 años.
La búsqueda de tesoros con detectores de metales se ha vuelto una actividad cada vez más popular, aunque rara vez conduce a hallazgos significativos. Sin embargo, en Inglaterra se produjo una excepción notable: dos aficionados lograron descubrir piezas de oro con incrustaciones de granate que datan del siglo VII, en lo que ya se considera un hallazgo arqueológico de gran valor.
El descubrimiento ocurrió en enero y fue protagonizado por Paul Gould y Chris Phillips, quienes encontraron una cabeza de cuervo decorada con granates y una banda de oro con diseño intrincado. Ambas piezas tienen aproximadamente 1.400 años de antigüedad y se enmarcan en una época reconocida por su refinada orfebrería.
La cabeza de cuervo, que pesa unos 60 gramos, presenta un ojo de granate conservado y otro perdido, junto con detalles esculpidos en forma de plumas delineadas por esferas doradas. Los artesanos de la época utilizaron una técnica característica que incluía láminas decorativas con patrón de rejilla como fondo para las piedras preciosas.
Los descubrimientos tienen 1400 años de antigí¼edad. Foto: Detectores de Metales Minelab.
Especialistas del Museo Británico, encargados de la limpieza y el análisis de los objetos, destacaron la calidad de ambos objetos.
Junto con la cabeza de cuervo, los detectoristas también hallaron una pieza de oro decorada con diminutas esferas del mismo metal y granates de forma triangular incrustados mediante filigrana. De momento los investigadores aún no han determinado su función, pero barajan hipótesis que van desde una joya personal hasta una pieza perteneciente al mismo conjunto que la cabeza.
El simbolismo del cuervo añade una dimensión cultural al descubrimiento. En las culturas germánicas y de la era vikinga, esta ave se asociaba con la muerte, la oscuridad y el dios Odín.
Tras el primer hallazgo se decidió seguir investigando la zona. Foto: Detectores de Metales Minelab.
Tras la localización inicial, se realizaron estudios geofísicos en el sitio, que indicaron la presencia de más materiales enterrados. Por este motivo, se planificó una excavación arqueológica integral para el verano de 2026, con el objetivo de contextualizar el descubrimiento y explorar otros posibles restos del mismo período.
Gould y Phillips informaron de inmediato a las autoridades, en cumplimiento del Portable Antiquities Scheme, un programa británico que promueve el reporte voluntario de hallazgos arqueológicos. Las piezas pasarán ahora por el proceso formal establecido por el Treasure Act, la legislación que regula el tratamiento de objetos metálicos antiguos en el Reino Unido.