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Descubrimiento en Italia: un fresco del siglo XIII sorprende por su inusual iconografí­a

El hallazgo en una iglesia de Ferrara revela una representación única de una tienda islámica, evidenciando la influencia del arte musulmán en la Europa medieval.

Jueves, 6 de Febrero de 2025
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Un fresco del siglo XIII descubierto recientemente en Ferrara, Italia, reveló detalles sobre una tradición cristiana medieval poco conocida: el uso de tiendas islámicas (estructuras de tela) para cubrir los altares en las iglesias. La pintura mural, considerada la única representación conocida de esta práctica, ofrece nueva evidencia sobre la influencia del arte islámico en el contexto litúrgico cristiano.

El descubrimiento fue identificado por la historiadora Federica Gigante, de la Universidad de Cambridge, quien determinó que el fresco, aunque parcialmente visible, muestra lo que pudo haber sido una tienda real ubicada en la misma iglesia. Se cree que esta estructura, caracterizada por sus colores vivos y decoraciones con piedras preciosas, pudo haber sido un obsequio diplomático de un lí­der musulmán o un botí­n de guerra.

En su investigación publicada en The Burlington Magazine, Gigante sugiere que figuras influyentes, como el papa Inocencio IV, pudieron haber sido responsables de proporcionar este tipo de textiles. "Inicialmente, la idea de que pudiera tratarse de una tienda islámica parecí­a improbable y demasiado emocionante", declaró la investigadora. "Descarté la hipótesis al principio, pero años después volvió a surgir con más fuerza tras un análisis más exhaustivo. Dudo que encontremos otra imagen similar; considero que es bastante única", agregó.

La doctora Federica Gigante junto al fresco descubierto. Foto: Federica Gigante. 

El fresco representa un dosel sobre el altar mayor, transformando el ábside en una tienda decorada con cortinas azules y doradas, además de un dosel cónico de dos niveles adornado con joyas, caracterí­stico del diseño islámico. El fondo, con un cielo azul salpicado de estrellas y aves, refuerza la sensación de un espacio abierto. Durante el siglo XV, partes de la pintura fueron cubiertas con escenas de la vida de la Virgen Marí­a y Jesucristo, lo que llevó a que el significado original pasara desapercibido para los historiadores del arte.

Gigante sostiene que la pintura representa una tienda real que pudo haber estado presente en la iglesia durante el siglo XIII y que el artista tomó como referencia directa.

En la época medieval, se utilizaban textiles preciosos para cubrir los altares, ya fuera de forma permanente o en ocasiones litúrgicas especí­ficas. Al analizar el fresco, la historiadora identificó la esquina de un velo, pintado como si estuviera parcialmente descorrido, lo que sugiere que la tienda pudo haber sido empleada como una especie de cortina de altar.

"Si la tienda real solo se instalaba en la iglesia en momentos determinados, el fresco podrí­a haber servido como un recordatorio visual de su magnificencia cuando no estaba presente", explicó Gigante. La interacción entre textiles pintados y reales fue común en la Europa medieval y el mundo islámico.

El estudio también destaca la presencia de clavos y soportes en las paredes del ábside, que pudieron haber sostenido la tela colgante. Los detalles minuciosos del fresco, como los motivos estrellados de ocho puntas dentro de medallones resaltados con pan de oro, reflejan la apariencia de los textiles islámicos más valiosos. Además, una franja con inscripciones pseudo-árabes recorre los bordes superior e inferior de la representación, un diseño común en la seda andalusí­ del siglo XIII.

La composición y el esquema cromático del fresco guardan semejanza con las escasas representaciones conservadas de tiendas andalusí­es, como las ilustraciones en las Cantigas de Santa Marí­a del siglo XIII y un fragmento textil conocido como la casulla de Fermo, atribuida a santo Tomás Becket. Este descubrimiento refuerza la idea de que elementos del arte islámico fueron incorporados en las prácticas religiosas cristianas de la época.