Este nuevo temporal agrava un 2024 marcado por desastres naturales en el sur de Brasil.
El estado de Santa Catarina, en el sur de Brasil, enfrenta otra emergencia climática tras dos días de lluvias torrenciales que dejaron a más de 1.300 personas damnificadas, según informaron este domingo las autoridades locales. Este fenómeno climático, que golpeó con fuerza el norte de la región, provocó inundaciones, riadas y deslizamientos de tierra, obligando a decretar la situación de emergencia en varias localidades.
Los municipios más afectados registraron precipitaciones de entre 130 y 190 milímetros en apenas 48 horas. En Araquari, la primera ciudad en declarar el estado de emergencia, las autoridades reportaron daños masivos en viviendas e infraestructuras. En tanto, en Joinville, barrios enteros quedaron sumergidos bajo el agua, mientras equipos de rescate trabajan contrarreloj para asistir a las familias damnificadas.
"La prioridad es dar asistencia a las personas afectadas y garantizar su seguridad", afirmó Fabiano de Souza, secretario regional de Protección Civil, quien también alertó sobre la posibilidad de nuevas lluvias intensas en los próximos días, especialmente en zonas cercanas al estado vecino de Paraná.
En Lindóia do Sul, al oeste del estado, el desborde de los ríos Jacutinga y Engano cubrió varios puentes y dejó incomunicadas las áreas rurales. En Sí£o Bento do Sul, la caída de muros agravó la situación, mientras las familias buscan refugio en zonas más seguras.
A pesar de los esfuerzos preventivos en represas y canales, el gobernador de Santa Catarina, Jorginho Mello, reconoció la gravedad del evento: "Estamos preparados para atender las emergencias, pero el trabajo continúa para prevenir catástrofes mayores".
El Sur de Brasil viene soportando un año especialmente complejo en términos climáticos. En mayo, un temporal en el estado vecino de Rio Grande do Sul causó la muerte de 180 personas y dejó ciudades como Porto Alegre bajo el agua durante semanas.
La expectativa es que las lluvias comiencen a disminuir a partir del lunes, pero las autoridades siguen en alerta máxima ante un panorama que continúa siendo crítico. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con atención cómo Brasil enfrenta, una vez más, las consecuencias del cambio climático en su territorio.